ARTICULOS DE ARTE
GRANDES PINTORES DE NIÑOS
No
pretendemos relatar aquí las biografías de los artistas que seleccionamos como
grandes pintores de niños, sólo brindamos algunos datos esenciales de cada uno
y dejamos que actúe la inquietud del lector para averiguar más sobre ellos en
enciclopedias o libros de arte. Hubo en España, en su siglo XVII, brillante en
el arte y las letras y, paradójicamente, decadente en lo político y económico,
un pintor sevillano, Bartolomé Esteban
Murillo (1617-l682), que humanizó la pintura religiosa y creó un nuevo
género pictórico: niños de la calle en situaciones diversas de la vida diaria,
obras de carácter sentimental, de mucha gracia y encanto, y esa temática,
dulcificada con su virtuoso pincel, evitó la denuncia social de la pobreza y el
dramatismo tan buscado por sus contemporáneos barrocos. Esta serie de cuadros
le dio un enorme éxito, no sólo en España, sino en el resto de Europa, en su
propio siglo y en los dos siguientes. Muchos coleccionistas de arte se
interesaron por poseer tan deliciosas obras, e incluso reyes, como Luis XVI de
Francia (1754-1793). Más allá del pomposo o severo barroco, las pinturas de
Murillo parecen contemporáneas del Rococó pictórico: suaves líneas ondulantes,
bellos empastes de tonalidades pastel, fondos vaporosos… Pasamos al siglo XVIII:
Inglaterra no había tenido grandes pintores nacionales en épocas anteriores, y
mucho menos una Escuela inglesa de Pintura, pero en este siglo la nación
deslumbró con dos géneros: el retrato y el paisaje. Dentro del retrato, los
artistas ingleses descollaron en el de niños, compitiendo en belleza y calidad
con los de Murillo, pero no eligieron los chicos de la calle, sino los de la
aristocracia, con sus elegantes vestidos a la moda de la época, situándolos en
idealizados bosques o jardines, sugeridos con gran soltura de pinceladas, como Sir Joshua Reynolds (1723-1792), quien
hizo una espléndida carrera. Entre sus numerosos clientes se contó la zarina
Catalina II de Rusia (1729-1796), y fue el primer presidente de la Real
Academia de Bellas Artes de Londres. Thomas
Gainsborough (1727-1789) es otro pintor inglés que merece citarse. Además
de realizar retratos aristocráticos y ser un excelente paisajista, fue creador
de una veintena de cuadros con niños en diferentes actitudes, ubicados en
escenas campestres. Se dice que se inspiró luego de haber admirado obras de
Murillo.
De los
pintores argentinos recordamos a Ramón
Gómez Cornet (1898-1964), nacido en Santiago del Estero. Luego de estudios
y viajes por Europa, y llevando paralelamente una carrera de diplomático -1920:
Canciller argentino en España; 1923: Cónsul argentino en Lisboa, Amsterdam y
Sicilia-, regresó a la Argentina, sintiendo la necesidad de alejarse de las
modernas corrientes pictóricas europeas y de pintar los seres de su tierra con
un lenguaje propio. En 1943 creó el Museo de Bellas Artes de Santiago del
Estero. Le dieron celebridad los niños provincianos que pintó: pobres,
enfermizos, tristes; testimonios de la infancia carenciada del norte argentino.
Fue la suya una pintura intimista, que no tiene mucha relación con el realismo:
alteró las formas anatómicas, sobre todo en pies y manos; los rostros son como
de niños viejos. Su línea de dibujo
es austera, no decorativa o refinada, y el color de su paleta es terroso y seco
como los áridos paisajes que rodean a esos seres desposeídos. Gómez Cornet
logró establecer así un lazo coherente entre la forma –o el dibujo-, el color
–o la pintura-, y los personajes y su entorno.
Nota de Juan
Manuel Caldevilla publicada en Diario del Viajero N° 1153 (3 de junio de 2009)
Título: ¡AQUÍ ESTAMOS!
Autor: Juan Manuel Caldevilla
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